viernes, 11 de junio de 2010

Dialogo II

El escritor, el cantante, el pintor.... Cualquier expresión que implica creatividad. Cada uno de ellos alguna vez habrá sentido esa sensación de brotar, de crear de la nada, algo propio, genuino y real. El problema es cuando se apaga ese momento, cuando tus personajes, tus quimeras, desaparecen para siempre. El verdadero creador vive siempre en el abismo y eso es doloroso y mucho. Es como una obra de teatro, cerrado el telón parece que todo ha acabado y que no va a haber nada más. Así estoy yo ahora, acabé "Garabatos de un absurdo" hará casi un año y no he podido escribir nada que sobrepase la carilla de folio. Necesito que algo me inspire o que algo haga despertar en mí la necesidad de escribir. Me siento a medias. ¿Podré seguir escribiendo? A veces pienso que no. Espero vuestras respuestas, un consejillo o dos que me haga sonreir unos segundos.
Gracias,

miércoles, 9 de junio de 2010

El horizonte de los condenados -Límite

Imagina un paisaje. Tu paisaje. El de ella es atípico, es extraño.
Imagínate en un cuadrado de gigantescas proporciones. Tú eres ese cuadrado, tú vives en ese cuadrado. No puedes ver el borde de ese plano. Quizás intuirlo.
¿Si nunca has visto ese borde existe? ¿Hay un límite que sea el final de nuestra consciencia?
Entonces no sería un cuadrado, sería infinito.
Pero no hay nada infinito. Por lo menos eso parece. Nuestra consciencia debe tener un límite, una corte de unión con más o menos definición, pero debe tener uno.
¿Existe ese final?
Imagínate en un gran campo. Verías el horizonte a lo lejos. Para ver más allá del horizonte deberías acercarte a él pero cada vez que te acercaras se alejaría más.
Más cerca, más lejos, jamás podrías tocar ese horizonte.
Intuimos ese horizonte. Nunca podemos verlo, ni acercarnos, solo lo intuimos.
¿Por tanto podemos hablar de final? ¿Alguien podría decirme que es un final? ¿Alguien ha tocado alguna vez un principio?
Lo único que podemos tener claro, hasta esto se ha puesto en duda, es que nosotros mismos somos nosotros mismos. Está el “yo” y lo que no nos pertenece “aquello”
Cuando morimos, ¿cruzamos el horizonte entre el “yo” y el “aquello”?
No podemos saber si hay algo detrás, si hay una continuación más, si simplemente es un límite, un vacío… Pero sabemos que si miramos a lo lejos, siempre hay una lejanía, un lugar que se pierde a lo lejos.
Definirnos a nosotros mismos equivale definir lo que no somos. ¿Cómo podemos saber una cosa que nunca hemos visto?
Aquí empieza la definición del nosotros. Hay algo claro, hay un “alma”, una “consciencia”. No me malentendáis con planteamientos católicos, ni biológicos. Yo solo hablo de un entendimiento, de una unidad personal.
Sabemos que hay algo a lo lejos. Igual nuestro final, igual no. Tenemos una continua incertidumbre. Estamos condenados a no saber cuál es nuestra condena.
Podemos hablar de las revelaciones místicas, de la fe… O de la negación constante de la ciencia a algo que nos sobreviva. Ellos son humanos también e igual en su parcela cuadriculada tienen unos prismáticos que les hacen ver más lejos.
¿Qué hay después de la muerte? Les preguntaría
Eternidad. ¿Qué hay después de la eternidad?
Vacío. ¿Qué es el vacío? ¿Cómo sabes que viene eso después si nadie puede afirmar haber sido vacío? ¿Qué hay después del vacío?

Una mañana se despertó de la cama. Llevaba un camisón de flores y sus ojos se perdían en la lejanía.
Esa mañana algo cambió su forma de ver las cosas. Ese día, ese minuto en concreto, esa hora, ella olvido su nombre.
Cinco letras, que se perdían…
Aquella mañana había algo distinto, esa mañana ella olvido su nombre.
Se levantó y al rato olvido que había olvidado su nombre.

¿Dónde se une el bien con el mal?
¿Dónde se guardan los cantos de sirena?
Quiero buscar un lugar donde dormiten las estrellas,
Quiero un lugar de azuladas arenas.
¿Dónde se une el bien con el mal?
¿Dónde se guardan los cantos de sirena?
Quiero escuchar tu voz una vez más.
Quiero vivir sabiendo lo que es morir.

Los relojes blandos inundaban las paredes. Pero en aquel lugar no había persistencia de la memoria, Dali se había equivocado.
Ella se dio cuenta de que a lo lejos había un horizonte que le dañaba la vista.
Pero ella no sabía ya lo que era la iniciativa propia.
¿Seguro que no existe el vacío?
Aquella mañana naufragó en su mente. Buscó el vacío, buscó la eternidad, busco aquel límite…



(La persistencia de la memoria de Salvador Dalí)

martes, 8 de junio de 2010

Me dices que se forman remolinos en mis pies. Sentada, mirándome, sonríes y me dices eso. Remolinos de un color suave azulado que me elevan unos centímetros del suelo. Niego con la cabeza, me inclino, me pongo a tu lado. Escuchamos por un momento la tierra y parados ahí sentimos que algo cambia. Te pregunto que es pero te encoges de hombros. Los cambios son cambios y no se pueden explicar, solo dejar que sucedan.
Me asusto por unos segundos y se desdibujan los contornos y las formas. Tú sigues ahí, relajada, mirando los copos de nieve, las hojas del otoño, el calor del sol, las flores en primavera… También te gusta volar pero lo rechazaste. Nunca supe el por qué. Preferiste quedarte ahí, enseñarme quien eras y enseñarme quien soy. Dibujaste mi vago contorno, Me hiciste Ver mí efigie reflejada en un espejo.
Quise escapar, pasar de la trascendencia a la inmanencia, de lo irreal a lo real. Negaste otra vez. Dijiste que eso no se elige, eso se es. Guardaste mis palabras en un cántaro con agua y esperaste. Soñaste que algún día volvería a ese espacio formado por silencio.
Por eso me fui.
Me da tanto miedo el silencio.
Es cuando escucho tu voz más fuerte. Es cuando las palabras pierden su contenido y las emociones aparecen.
Cierro los ojos, me mantengo callado. Tengo miedo. No importa. Prefiero el olvido al bullicio, lo imaginario a lo tangible. Ahora Escucho tu canto de sirena llamándome.
Las palabras se desencajan, se desfiguran y Entonces…
Desaparecen.

domingo, 6 de junio de 2010

PREGUNTA: ¿CÓMO AFECTA EL TENER MASCOTA EN EL DESARROLLO DEL INDIVIDUO?



A la hora de hablar de la psicología del desarrollo, hay distintos factores a tener en cuenta. La evolución de un individuo se da por diversos motivos que pueden ser biológicos (mielinización, problemas del parto, temperamento…) o ambientales (espacios, padres, tutores, amigos…) Es, por tanto, la interacción multidimensional de todo lo que compone nuestra vida, el resultado de lo que somos y de lo que seremos. Me quiero central tan solo en un aspecto, en un algo concreto, y ese algo es mi gato Kiko que me ha acompañado gran parte de mi vida. Lo encontré cuando tenía 10 años y desde ese momento hemos pasado media vida juntos. Ha sido una constante a lo largo de mi desarrollo y que en menor o mayor medida ha ayudado a crear lo que soy.
Hay distintas clases de desarrollo como son el sensoriomotor, el cognitivo, y el psicosocial.
· Desarrollo sensoriomotor: esta etapa normalmente se da en los primeros años de vida. Encontramos dentro de aquí el desarrollo sensorioperceptual y el físico y motor. No puedo analizar estos aspectos de forma muy precisa ya que no los recuerdo. Aunque sé que mi familia tuvo animales, no creo que el hecho de haber o no haber tenido mascota sea algo decisivo en esta área. A pesar de todo, la figura del animal adquiere gran importancia. Encontramos referencias a animales en cuentos (El Libro de la Selva, Babe el Cerdito Valiente, La Sirenita…), cuentos álbum o libros de imágenes. A la hora de integrar las sensaciones y las percepciones desde una infancia muy temprana los niños son bombardeados con imágenes de animales. Mis mascotas, en esa edad, fueron peces que creo ayudaron al desarrollo de la maduración de la atención y de la exploración perceptiva. El animal es entendido como un objeto en continuo movimiento, con una complejidad y que puede ayudar a que el niño poco a poco consiga autorregularse y centrar su atención en ese estímulo. Teniendo en cuenta el desarrollo físico motor, existen experiencias como la equinoterapía que ayudan a aumentar la competencia en esta área (Un ejemplo sería el volteo terapéutico)
· Desarrollo cognitivo, subdividiéndolo en dos apartados:
o Desarrollo cognitivo: aquí me puedo centrar más en algo cercano a mí. Cuando encontré a mi gato tenía solamente diez años (estadio de operaciones concretas) y en estos momentos (lo tengo sentado al lado) tengo veinte años y varios meses más (estadio de operaciones formales). El estadio de operaciones concretas se caracteriza por la explicación de los fenómenos atados a experiencias cercanas, el mayor salto entre estos estadios es la elaboración de un pensamiento cada vez más abstracto. También se pasa de un pensamiento egocéntrico o un pensamiento más sociocéntrico. El hecho de tener un animal ayuda a la interiorización de otros puntos de vista. Sirve como punto de partida en algunas ramas de la ciencia. Yo recuerdo gran interés por saber por qué mi gato era como era, por saber cómo funcionaba internamente y eso ha hecho que desarrolle un gran interés por la fauna, por el desarrollo cerebral, por la genética (ejemplo órganos vestigiales) Un animal, como todo en el desarrollo, es un pretexto para avanzar.
o Desarrollo del lenguaje: al igual que la gramática o la fonología se interioriza desde muy temprana edad, el vocabulario, la semántica y la pragmática es algo que se desarrolla a lo largo de toda nuestra vida. Mis padres trabajaban varias horas por las tardes (de 5 a 8). A partir de los 7 o 8 años, decidieron que podía quedarme solo y salía al parque o me quedaba viendo la televisión. En el momento en el que tuve al gato, combinaba el salir al parque con estar con él. Jugaba y le contaba cosas que a esa edad a nadie más le hubiera contado. Pasaba horas hablando y que de normal no hacía con mis amigos (con los cuales jugaba al pilla-pilla, a desenterrar piedras o cualquier actividad propia de esa edad) El lenguaje se mejora usándolo y debo decir que esto me ayudo bastante.
· Desarrollo psicosocial: atendiendo a:
o Desarrollo socioafectivo: En la etapa comprendida en la edad escolar, el niño expande las redes interpersonales y se les atribuye una mayor importancia a sus iguales. Hay una necesidad de aprobación y se tiende a una relación social de cooperación e interacción bilateral. La presencia de un animal desde este punto es altamente beneficiosa. Una mascota no se comunica con palabra, hay que saber escuchar lo que se dice con los gestos y las miradas. La competencia social se desarrolla ya que se busca ver más allá de la realidad tangible. La relación que se establece entre dueño/cuidador y mascota se sostiene sobre unos pilares básicos que son el entendimiento, el saber escuchar y el saber querer, prerrequisitos necesarios para un buen desarrollo socioefectivo, tejiendo así, el nuevo pensamiento sociocéntrico.
Respecto al término amistad, de gran relevancia en este apartado, me parece muy ilustrativa la frase del manual de psicología del desarrollo usado en clase:
Un amigo es alguien que te ayuda, como si te caes de una bicicleta… haces muchas cosas por ellos y ellos por ti y puedes confiar en ellos.
Yo puedo decir que una mascota es un amigo. Saber que si todo falla, él va a seguir ahí, condiciona nuestra forma de entender el mundo. De pequeño sabía, que él siempre estaría dispuesto a escucharme. Eso ha hecho que se desarrolle en mí una sensación de seguridad que ha hecho perseguir mis sueños y saber escucharme, sabiendo hasta dónde puedo llegar y cuáles son mis limitaciones.
o Desarrollo de la personalidad: Sea desde perspectivas conductistas (Skinner, Bandura…) o cognitivstas, siempre entrará en juego el ambiente. Bandura entiende la personalidad como una interacción dinámica entre ambiente y procesos psicológicos y los cognitivas entienden más la personalidad como algo interno, entendiendo que la memoria almacena la sucesión de acontecimientos que configuran nuestra identidad. Nuestra forma de ver la realidad se podrá configurar atendiendo a la imitación o la construcción progresiva de nuestra personalidad. El hecho de tener mascota me ha ayudado a crear los cimientos de un rasgo de responsabilidad que considero importante en mí. Además, gracias al hecho, de imitar por ver a mis padres, he asimilado que cuidar a alguien (sea animal o persona) no consiste simplemente en cubrir sus necesidades básicas. Años después, cuando me he tenido que hacer cargo de mi abuela, esas experiencias me han dado la bases para ser más comprensivo, para mejorar mi empatía y disfrutar con lo que viene y saber usarlo en mi beneficio.
o Desarrollo moral: en este apartado nos encontramos los estadios del desarrollo moral de Kolberg. En estos niveles, pasaríamos de una nulidad moral a una posible plenitud de la misma. Disfrutar de una mascota ayuda a ver el derecho a la vida, la responsabilidad y la ecología como valores directos, como una realidad cercana al niño. Esto es importante en todas las edades pero en la de las operaciones concretas acercar una realidad abstracta a la concreta del niño es muy importante. Había niños en mi pueblo que disparaban perdigones a los animales, porque lo consideraban divertido, yo nunca he podido juntarme con esos niños, he visto siempre la vida en cada forma animal y hacerles sufrir me parece y parecía indecoroso.
o Desarrollo psicosexual: varón/mujer ¿Qué es lo que le pertenece a cada cual? Hay varias concepciones de lo que se entiende por sexo o género. ¿Es una concepción natural o determinista? Con el avance de la sociedad hemos visto que no, que hay también un fuerte matiz social aparte del biológico. Lo que pertenece a cada sexo viene determinado por la propia sociedad. Cuidar de los mayores, de los hijos, de la casa… se entendía como una realidad inherente a la mujer. Hoy en día podemos afirmar que no, es algo inherente a la realidad de la persona, sea hombre y mujer.
El tener mascota no ayuda al desarrollo psicosexual, es algo externo, algo que no tiene que ver con afianzar el ser chico o chica. Pero sí que ayuda, desde niño se ve que la responsabilidad de cuidado no es algo solo de la mujer y puede servir para replantearse ciertas cosas. Cuidar un gato para mí, no fue solo cuidar un gato, fue darme cuenta de que era algo que yo tenía que hacer y no solamente mi madre. Me sirvió para ver la realidad con un matiz de mayor tridimensionalidad.
Se puede llegar a la siguiente conclusión, una mascota no es algo condicionante en la vida o desarrollo del individuo pero sí es algo muy positivo que ayuda a incrementar el respeto hacia los animales y la naturaleza. Además, una mascota no es juguete, es un ser que vive, siente y está condicionado por las proyecciones que realicemos sobre él. Es necesario relacionarse con otros seres humanos, no obstante, la rica relación y nexus que se establece es otra experiencia que, en términos piagetianos, es motor y capaz de propiciar el cambio. Tener una mascota es aprender de otra realidad, es acércanos y acercar al niño a otras formas de ver la vida.